Extracto del libro: Mujer Verdadera
En un mundo que constantemente nos bombardea con mensajes sobre la realización personal, la búsqueda del éxito y la autosuficiencia, es fácil perder de vista el verdadero propósito de nuestra existencia. Sin embargo, para una mujer verdadera, su vida está centrada en un objetivo mucho más elevado: vivir para la gloria de Dios.
¿Qué significa realmente la gloria de Dios? Hace algunos años, esta pregunta ni siquiera cruzaba por mi mente. Para mí, la idea de la gloria de Dios estaba distante y abstracta, asociada con imágenes religiosas y expresiones vacías. Pero a medida que exploraba las Escrituras, descubrí que la gloria de Dios es la manifestación de Su santidad, perfección y grandeza divina.
En Levítico, Dios declara: “Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado” (Lev. 10:3). Cuando contemplamos la belleza de Su santidad, estamos viendo Su gloria. Dar gloria a Dios no implica añadirle algo que no tiene, sino reconocer Su grandeza y honrarlo como el ser supremo.
Sin embargo, como seres humanos, a menudo nos desviamos de este propósito. El apóstol Pablo señala en Romanos que muchos han cambiado la gloria de Dios por ídolos, ya sea en forma de imágenes físicas o al hacer de sí mismos o de otras cosas creadas el centro de sus vidas. Al hacerlo, no solo dejamos de glorificar a Dios, sino que lo blasfemamos, alejándonos de Su designio para nosotros.
Fuimos creados a imagen de Dios para reflejar Su gloria y vivir en comunión con Él. Sin embargo, el pecado distorsionó esta imagen, llevándonos por caminos de rebelión y autoglorificación. Pero gracias a la redención en Cristo, podemos ser restauradas y capacitadas para vivir de acuerdo con el propósito original para el cual fuimos creadas.
Mi propia historia refleja la lucha entre seguir los designios del mundo o vivir para la gloria de Dios. Criada en un entorno religioso, pero carente de un verdadero conocimiento de la Palabra de Dios, me vi influenciada por modelos contradictorios de feminidad. Mi madre, atrapada en la búsqueda de satisfacción personal, y mi tía, cuya vida reflejaba una dedicación tranquila al hogar, representaban dos visiones opuestas de lo que significaba ser mujer.
El surgimiento del feminismo exacerbó esta lucha interna. Si bien comenzó como un movimiento legítimo para garantizar los derechos de las mujeres, rápidamente se convirtió en una ideología que promovía la autonomía y la autorrealización a expensas de la voluntad de Dios. En lugar de encontrar la felicidad, muchas mujeres se vieron atrapadas en un ciclo de insatisfacción y desilusión.
El feminismo no solo ha traído consecuencias desastrosas para la sociedad, sino que también ha distorsionado la comprensión de la feminidad según el diseño divino. En lugar de abrazar el papel único y valioso que Dios nos ha dado, muchas mujeres se sienten presionadas para adaptarse a los estándares del mundo, perdiendo de vista su verdadera identidad en Cristo.
Como mujeres verdaderas, debemos rechazar las mentiras del mundo y abrazar nuestra identidad y propósito en Dios. Vivir para la gloria de Dios no es una tarea fácil en un mundo que promueve la autosuficiencia y la autoglorificación, pero es el llamado más noble y gratificante que podemos seguir. Al rendir nuestras vidas por completo a Él, encontraremos la verdadera satisfacción y realización que tanto anhelamos.
Que nuestra vida sea un testimonio vivo de la gloria de Dios, reflejando Su amor, gracia y verdad en todo lo que hacemos. Que cada acción, palabra y pensamiento estén dedicados a exaltar Su nombre y cumplir Su voluntad en la tierra. Solo entonces seremos mujeres verdaderas, viviendo según el propósito para el cual fuimos creadas, y experimentando la plenitud de vida que solo se encuentra en Él. ¡Que sea para la gloria de Dios por siempre!
“Mujer Verdadera” disponible en: Lifeway, Amazon, Christianbook y librerías cristianas.