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Amor

Cómo cultivar buenas amistades

February 8, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Jenny Thompson de Logroño

El año recién empieza… acabamos de guardar las decoraciones navideñas en nuestras casas, y en un abrir y cerrar de ojos, ya somos bombardeadas con lo próximo que sigue en el ajetreado calendario de nuestros días: el mes del amor y la amistad. 

Las calles, las plazas, los medios de comunicación tradicionales o digitales se tiñen de rojo y nuestras mentes se llenan con imágenes propias de estas celebraciones. ¡Donde quiera que posemos nuestra vista encontramos corazones y flores! 

Hace unos días, recordaba una canción de la década de los 70 del brasileño Roberto Carlos que se llama «Yo solo quiero», ¡aunque era más conocida por su estribillo: «Yo quiero tener un millón de amigos»! Con una melodía contagiosa, la canción nos hacía pensar que mientras más amigos tuviéramos, más felices y significativas serían nuestras vidas. 

Yo quiero creer la paz del futuro 
Quiero tener un hogar sin muro 
Quiero a mi hijo pisando firme 
Cantando alto, sonriendo libre 

Quiero llevar este canto amigo 
A quién lo pudiera necesitar 
Yo quiero tener un millón de amigos 
Y así más fuerte poder cantar 

Recordaba también los tiempos de mi adolescencia, cuando los chicos y chicas que se consideraban populares eran los que veíamos siempre rodeados de amigos… pero estos que estaban junto a ellos, ¿se podían considerar verdaderamente amigos? 

Entonces empecé a preguntarme: con tantas personas a nuestro alrededor, ¿cuántas veces hemos sentido que no tenemos a quien acudir cuando tenemos alguna necesidad? Otras veces, al pasar revista a ciertas etapas de nuestras vidas, nos damos cuenta que aquellos que en esos momentos decíamos que eran nuestros «besties», simplemente se fueron alejando. 

Entonces, ¿qué es la amistad? ¿Qué es ser amigo? ¿Soy yo una amiga para otros? ¿Cómo puedo cultivar buenas amistades? Si en algún momento de tu vida han pasado por tu mente preguntas como éstas, te propongo que juntas reflexiones y tratemos de buscar algunas respuestas. 

Como cristianas, Dios nos manda a examinarlo todo y retener lo bueno (1 Tes. 5:21), así que vamos a investigar primero el origen y significado de las palabras amigo y amistad, y luego profundicemos en la Escritura para observar qué el Señor tiene que decirnos sobre este tema.   

En el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) encontramos la siguiente definición de amistad: «Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato». 

La palabra amistad tiene su origen en el latín «amicĭtas» o «amicitātis», que se deriva de «amicitĭa». Ésta viene de amīcus, que se traduce como amigo. El término amigo, a su vez, procede del verbo «amāre», que significa amar. 

En internet también encontramos esta definición de la palabra amigo que nos arroja más claridad: «Un amigo es una persona con quien se mantiene una amistad. Una amistad es una relación afectiva entre dos personas, construida sobre la base de la reciprocidad y el trato asiduo. Los valores fundamentales en una amistad son la lealtad, el amor, la solidaridad, la incondicionalidad, la sinceridad y el compromiso». 

Si leemos detenidamente estos conceptos, podemos notar algunos aspectos que los caracterizan: 

  1. Requiere de dos personas. No es una relación unilateral. 
  1. Se da y recibe afecto, amor. 
  1. Se consolida con el paso del tiempo. 
  1. Tiene como pilares fundamentales el desinterés, la lealtad, la solidaridad, la transparencia y sinceridad. 
  1. Existe un compromiso de ambas partes para mantener la relación. 

Al leer nuestra Biblia, podemos percatarnos que el amor y la amistad son importantes para Dios. Como ejemplo, en La Biblia de las Américas (LBLA) la palabra amigo se menciona 105 veces; y en la versión de la Nueva Traducción Viviente (NTV) 203 veces.  ¡Esto nos muestra que Dios quiere que pongamos atención a este tema! 

El origen bíblico de la amistad es el amor, cuya fuente es el mismo Dios. El amor es de Dios y Dios es amor (1 Jn. 4:8). El amor es un atributo de Dios, es parte intrínseca de Su naturaleza y nosotras, como criaturas hechas a Su imagen y semejanza, hemos recibido la capacidad de amar como Él.  

Dios mismo nos modela en la Escritura relaciones de amistad verdaderas. En Santiago 2:23, vemos cómo Abraham fue llamado amigo de Dios: «y se cumplió la Escritura que dice: “Y Abraham creyó a Dios y le fue contado por justicia”, y fue llamado amigo de Dios». 

Así también en Éxodo 33:11, leemos que el Señor tenía una amistad cercana con Moisés: «Y el Señor acostumbraba hablar con Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo».  

¿Qué nos llama la atención de estos dos pasajes en los que Dios explícitamente llama a estos dos siervos sus amigos? El tipo de relación íntima que tenían con su Señor, tanto Abraham como Moisés. Ambos buscaban el rostro de Dios continuamente, le escuchaban y le obedecían. 

Jesús también habló a Sus discípulos de manera contundente sobre la amistad: «Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos» (Juan 15:13). Cristo nos consideró Sus amigos y por nosotros se encarnó para darnos la mayor muestra de amor que se puede dar: tomó forma de siervo haciéndose semejante a los hombres y se humilló, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Fil. 2:5-8). 

El libro de Proverbios es una colección de principios prácticos que nos sirven para tomar decisiones sabias en las diferentes circunstancias de nuestras vidas. En este libro encontramos muchas enseñanzas que nos indican cómo tener una amistad genuina y a la manera de Dios: 

  1. Seamos sabias al escoger nuestras amistades (Prov. 13:20). 
  1. Seamos confiables y leales (Prov. 16:28). 
  1. Seamos cuidadosas de no destruir la confianza puesta en nosotras (Prov. 17:9). 
  1. Amemos de manera incondicional (Prov. 17:17). 
  1. No busquemos beneficio económico (Prov. 19:4). 
  1. Respetemos el espacio personal (Prov. 22:24-25). 
  1. Seamos honestas y transparentes (Prov. 27:6). 
  1. Seamos fieles en el tiempo (Prov. 27:10). 

A diferencia de la canción de Roberto Carlos que mencioné al principio, Proverbios 18:24 nos dice: «El hombre de muchos amigos se arruina…», mostrándonos que no debemos enfocarnos en la cantidad de amigos que quisiéramos, sino en tener unos pocos, pero con una relación íntima, leal, sincera y transparente.  

Así como el agricultor siembra las semillas y las cuida con paciencia para obtener una buena cosecha, la verdadera amistad debe ser cultivada… requiere tiempo, dedicación y compromiso. Debemos estar dispuestas a entregarnos a nosotras mismas como abono para una buena amistad que honre a Dios. 

Sigamos el ejemplo de Cristo, quien es nuestro Amigo verdadero, el Único que da real significado a la amistad. Jesús amaba de palabra y de hecho, confrontó, reconfortó, alentó, estuvo presente, tuvo compasión, amó a Sus enemigos y oró por todos. 

Amada hermana, tomemos un momento y consideremos cuánto nos estamos invirtiendo en la vida de los demás, así como lo hizo nuestro Señor. Debemos pensar que Dios nos ha colocado dentro de un cuerpo para que podamos vivir nuestra vida cristiana apoyándonos unos a otros. 

Pongamos nuestros dones y talentos al servicio de nuestra iglesia local. De esta manera, Dios nos da la bendición de glorificarle junto a nuestros hermanos (1 Ped. 4:10-11). Así también tendremos la oportunidad de vivir el ministerio de «los unos a los otros» que el Señor nos ha encomendado. 

Si escudriñamos la Escritura, encontraremos cerca de 60 exhortaciones para hacer algo por otras personas. Esto requiere intencionalidad e involucramiento de nuestra parte. Veamos algunos ejemplos: 

  1. Estén en paz los unos con los otros (Mar. 9:50). 
  1. Lávense los pies los unos a los otros (Juan 13:14). 
  1. Ámense los unos a los otros (Juan 13:34-35; Juan 15:12; Juan 15:17). 
  1. Tengan el mismo sentir unos con otros (Rom. 12:16). 
  1. No se juzguen los unos a los otros (Rom.14:13). 
  1. Acéptense los unos a los otros, así como también Cristo nos aceptó (Rom. 15:7). 
  1. Amonéstense los unos a los otros (Rom. 15:14). 
  1. Salúdense los unos a los otros con un beso santo (Rom. 16:16). 
  1. Sírvanse por amor los unos a los otros (Gál. 5:13). 
  1. Exhórtense los unos a los otros (Heb. 10:25). 

El apóstol Pablo compara nuestra vida en el Señor como una carrera (Fil. 3:12-14) y para hacerlo bien, necesitamos de la compañía cercana de otras hermanas que corran junto a nosotras y nos ayuden en esta carrera de la fe, alentándonos mutuamente para poder llegar a la meta juntos y estar con Cristo por la eternidad (Heb. 10:24-25).  

A fin de cuentas, al leer las definiciones que buscamos en los diferentes diccionarios, vemos que son parecidas a lo que Dios nos muestra en Su Palabra; sin embargo, la visión tergiversada que tiene esta sociedad posmodernista sobre el amor y la amistad está muy divorciada de sus verdaderos significados.  

Cuidemos de no dejarnos arrastrar por las corrientes del mundo y renovemos nuestra mente de acuerdo al estándar de Dios: amemos como Él, dediquémonos a cultivar amistades a la manera de Él, sirvamos a los demás como Él. Reprogramemos nuestras motivaciones sobre la amistad, y empecemos a cambiar el «yo quiero tener amigas» a «yo quiero SER amiga». 

Por último, recuerda que nuestra felicidad nunca estará en la cantidad de amigos que tengamos, sino que encontraremos el verdadero gozo mientras más estrecha sea nuestra relación con Cristo, nuestro Salvador, Señor y AMIGO. 

Jenny Thompson de Logroño: Casada con el pastor Reynaldo Logroño y madre de Celso, Sebastián y Reynaldo. Licenciada en Administración de Empresas con experiencia en el sector escolar. Miembro de la Iglesia Bautista Internacional desde al año 2007, diaconisa y directora del Ministerio de Escuela Bíblica Dominical y además es parte del cuerpo de consejeros y del equipo del Ministerio de mujeres Ezer. 

Un amor para siempre

February 1, 2023 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Yiell Ortíz

Tu misericordia, oh, Señor, se extiende hasta los cielos, tu fidelidad, hasta el firmamento. Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios son como profundo abismo. Tú preservas, oh, Señor, al hombre y al animal. ¡Cuán preciosa es, oh, Dios, tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de tus alas. Se sacian de la abundancia de tu casa, y les das a beber del río de tus delicias. Porque en ti está la fuente de la vida; en tu luz vemos la luz. Continúa tu misericordia para con los que te conocen, y tu justicia para con los rectos de corazón. Salmos 36:5-10 

En algunas ocasiones tal vez te hayas preguntado, si es verdad que Dios te ama y cómo es posible ese amor. La respuesta a tu pregunta está en la Biblia que es la Palabra de Dios, allí encontramos de principio a fin todo acerca de Su amor.  Dios demuestra Su amor desde el comienzo de todo hasta el final. Podemos conocer el gran amor que tiene por toda la humanidad, que es Su creación. 

¡La Biblia está llena de esa verdad incondicional de que Dios nos ama y ese amor es para siempre! En Su Palabra, Él dejó grandes evidencias de eso. Como hijas de Dios, necesitamos saber y estar convencidas de esta gran verdad, sin importar quienes somos o lo que hacemos: Dios nos creó por amor. En el libro de Génesis al principio de los capítulos notamos cómo Dios pensó en nosotras al darnos una imagen de acuerdo a la Suya y una semejanza conforme a Él: 

“Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Génesis 1:26-27 

Aprendemos también sobre el dominio que nos dio para ejercerlo sobre toda la tierra y lo que hay en ella. A través de estos grandes detalles empezamos a conocer cuán grande amor hay para nosotras en Dios y por siempre. En Deuteronomio capítulos del 6 al 9 leemos que Dios por amor escogió a un pueblo, al cual liberó, redimió e hizo un pacto eterno para todo aquel que amara y guardara Sus mandamientos. 

“Porque tú eres pueblo santo para el Señor tu Dios; el Señor tu Dios te ha escogido para ser pueblo suyo de entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra. El Señor no puso su amor en vosotros ni os escogió por ser vosotros más numerosos que otro pueblo, pues erais el más pequeño de todos los pueblos; más porque el Señor os amó y guardó el juramento que hizo a vuestros padres, el Señor os sacó con mano fuerte y os redimió de casa de servidumbre, de la mano de Faraón, rey de Egipto. Reconoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, el Dios fiel, que guarda su pacto y su misericordia hasta mil generaciones con aquellos que le aman y guardan sus mandamientos…” 

En esos versículos podemos aprender del hermoso plan de Dios para nosotras. Siendo Su mayor muestra de amor el derramamiento de la sangre de Su Hijo Jesucristo para perdonarnos de nuestros pecados y que así tengamos vida eterna. 

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8 

Él nos escogió para que seamos Sus hijas, rescatándonos del pecado que es la muerte. A través de Su Hijo Jesucristo nos perdonó y redimió dándonos vida abundante y eterna, ¡eso es AMOR! ¡Dios no terminará Su amor por nosotras! Las Escrituras dicen que nada nos puede separar de Su amor, no importa por lo que estemos viviendo, ni lo que hagamos, 

“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 8:35-39 

Es vital para nosotras entender que el amor de Dios es inagotable, inmenso y fiel sobre Sus hijos. 

En Juan capítulo 3 versículo 16, Dios deja clara Su intención y Su deseo de relacionarse con nosotras de forma amorosa, permitiendo nosotras que Él guíe nuestras vidas, cuidándonos y aceptando Su perfecta voluntad. 

El salmista David escribió de ese mismo Amor a través del Salmo 36:5-10 que leemos al inicio de este escrito. Allí leemos acerca del cuidado que tiene Dios por su creación, siendo refugió para la humanidad, siendo fuente de vida, siendo fuente de luz que alumbra nuestra oscuridad. 

Como podemos ver, el amor de Dios por nosotras es real, no termina, no se agota, ¡es para siempre! 

En Cristo, 

Yicell 

Yicell Ortiz dirige el blog mujeryvida.net en donde tiene como propósito encaminar a las mujeres a Jesucristo y que ellas tengan vidas, matrimonios y familias fundamentadas en Él, proveyéndoles recursos bíblicos diversos y compartiendo también en las redes sociales. Es esposa y madre. Es miembro junto a su familia, de la Iglesia Bautista Internacional (IBI), en donde juntos colaboran en el ministerio de jóvenes Adultos M-AQUI.

Dios lo dijo

December 24, 2022 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Karla de Fernández

Leer la Palabra de Dios sabiendo que fue Él quien la inspiró cambia por completo nuestra forma de leerla y vivirla (2 Tim. 3:16). Leerla es como si escucháramos Su voz dándonos ánimo, aliento, instrucción; es Él diciéndonos lo que debemos hacer a la luz de quienes somos en Él por medio de Cristo. 

Para nosotros puede ser más sencillo seguir Su Palabra porque en ella vemos que tiene poder para cambiar y transformar corazones (Sal. 19). Es a través de sus letras que conocemos al Dios trino, Sus planes y el cumplimiento de Sus promesas. Es a través de Su Palabra que conocemos lo que Dios quiere de nosotros y que todo ayuda a nuestro bien. Si Dios lo dijo, entonces es algo bueno; si Dios lo dijo, entonces así es o así será. No obstante, no todos los que escuchan la voz de Dios creen en ella.  

Pide señal 

Hace mucho, mucho tiempo hubo un rey malvado en Judá llamado Acaz, este rey adoraba a otros dioses y había sacrificado a su hijo al dios Moloc (2 Rey. 16:1-4). Fue un rey que guiaba al pueblo de Judá basado en su propia sabiduría y sin tomar en cuenta a Dios, un rey que estaba atemorizado porque enemigos vendrían a buscar terminar con él y con el pueblo. A este rey malvado Dios le habló por medio del profeta Isaías lo siguiente:  

El Señor habló de nuevo a Acaz: «Pide para ti una señal del Señor tu Dios que sea tan profunda como el Seol o tan alta como el cielo». Pero Acaz respondió: «No pediré, ni tentaré al Señor» (Isa. 7:10-12) 

Imagina a Acaz atemorizado, sin fe, sin confianza en Dios, quizá con la seguridad de que nada podría cambiar su situación y sin ayuda de nadie más por ser malvado. Y de pronto, el Dios de los ejércitos le habla por medio del profeta de ese tiempo para animar su corazón y sembrar confianza en Dios al demandar una señal para él, y Acaz se niega a obedecer. 

¿Por qué negarse a pedir una señal a Dios? Quizá tenía en mente las palabras de Dios cuando Él dijo: «No pondrán a prueba al Señor su Dios» (Deut. 6:16). ¡Pero era Dios quien le estaba hablando! Dios le estaba dando la oportunidad de pedir una señal para saber si triunfaría, si Él actuaría a su favor. Pero no respondió a las palabras de Dios. 

Al parecer estaba desconfiando de lo que Dios dijo, como si Dios estuviera tendiéndole una trampa. Esto me hace pensar en las veces que solemos actuar de la misma manera que Acaz, escuchamos a Dios a través de Su Palabra y dudamos en responder de la manera que Él nos está diciendo.  

¿Por qué razón? ¿Por qué dudaríamos de Dios? Si sabemos que Dios es santo, sabemos que Él no puede pecar, y si no puede pecar, entonces Sus palabras son confiables. Dios no nos ha dejado Su Palabra llena de trucos o artimañas que si no damos la respuesta correcta entonces estaremos reprobados y nos fulminará con un rayo al instante. Dios nos ha dejado Su Palabra para que, entre otras tantas cosas, estemos seguros de que Él habla verdad.  

Acaz se negó a pedir la señal que el mismo Dios le permitía tener, pero Dios entonces habló al pueblo, a los que podrían perecer también. Él les dijo por medio del profeta:  

«Oigan ahora, casa de David: ¿Les parece poco cansar a los hombres, que también cansarán a mi Dios? Por tanto, el Señor mismo les dará esta señal: Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel» (Isa. 7:13-14). 

Esta profecía, esta señal, tendría lugar mucho más allá del tiempo y reinado de Acaz. ¡Algo maravilloso estaba anunciando! Esta profecía estaba anticipando el nacimiento del Mesías (Mat. 1:23), estaba afirmando la promesa que se hizo en el Edén (Gén. 3:15). Dios les estaba anunciando que un Salvador vendría a rescatarlos, mas no de sus enemigos terrenales, sino del pecado.  

Dios estaba anunciando la libertad de Su pueblo, del remanente que volvería. Dios estaba diciendo: «¡Cumplo mis promesas, no temas, ten calma, no desmayes! Hay alguien mayor quien vendrá y te rescatará, confía». 

Una promesa de salvación llena de amor que parecía que solo podría hacerse a aquellos que aman, sirven y siguen a Dios perfectamente; de ser así, Acaz y el pueblo no tenían oportunidad de salvación. Malas noticias para todos los que han vivido lejos de Dios durante mucho tiempo. Malas noticias para los pecadores infieles a Dios. 

Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (Ef. 2:4-5); Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16). 

Las buenas noticias de salvación se dan a aquellos que saben que no merecen el perdón. Las buenas noticias de salvación se dieron desde la eternidad y hasta la eternidad para todos aquellos que saben que no son capaces de salvarse a sí mismos. Para aquellos que temen, los que no confían, los que dudan, los que fallan, los que pecan … para aquellos que están rotos y vagan sin rumbo en esta tierra. Para ellos es que la promesa de salvación en Cristo se anunció. 

Aquella profecía, esa promesa de que una virgen concebiría al Salvador trajo la mayor esperanza para un mundo manchado con el pecado. Esa profecía cumplida nos ha alcanzado a nosotros, ¡somos libres! Hemos recibido gracia abundante, gracia de un Padre que cuida a Sus hijos, que cumple Sus promesas. Un padre que nos ama a pesar de lo que somos. Un Padre que envió a Su Hijo unigénito a morir por los pecados de un mundo que le ha dado la espalda. Un Padre que cumplió Su promesa de estar todos los días con nosotros por medio de Cristo.  

Dios lo dijo, Su Palabra es fiel, segura y digna de confianza porque así es Él. Dios lo dijo y lo cumplió. ¡Hosanna al Salvador!

Karla de Fernández nacida en México, es hija y sierva de Dios por gracia, esposa y madre como privilegio. Tiene su blog desde donde comparte con las mujeres su pasión por la Palabra de Dios. Es la coordinadora de Iniciativas para mujeres Soldados de Jesucristo y dirige el podcast “Mujeres en Su Palabra.” Es la autora del libro “Hogar bajo Su gracia.” Puedes seguirla en Blog, Facebook y Twitter.

El evangelio y el cuidado del huérfano

August 10, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Mirna Espinoza

El pastor observó su rebaño y contó cada uno de sus animalitos peludos, al saber exactamente quiénes le correspondían bajo su cuidado se dio cuenta que faltaba una. ¿Qué es una si vemos que hay noventa y nueve que están en donde deberían? Pero el pastor no consideraba a una como algo inferior, sino corrió tras ella, a buscarla, a traerla de vuelta, a recordarle a ese animalito torpe y necio que su hogar ya no es aquel lleno de soledad sino uno donde puede estar acompañado, protegido y seguro. 

Y allí, deambulando solitaria, probablemente angustiada al contemplarse rodeada de pasto y piedras, observó bajando de una colina, corriendo precipitadamente hacia ella, a su buen pastor. La tomó, no arrastrada, no forcejeando, sino en Sus hombros, cargando Él mismo todo el peso, la tomó para traerla de vuelta a donde pertenecía. Porque eso hace Él, busca, ama y protege a los Suyos. A los rebeldes, a los impíos, a los desobedientes, a los solitarios, a los que no tienen voz, a los huérfanos. 

«Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en Su santa morada. Dios prepara un hogar para los solitarios […]» Salmo 68:5-6a 

La oveja que se pierde y que es encontrada somos tú y yo, somos aquellos que prefieren la soledad y el abandono con tal de no seguir las normas buenas de un Dios soberano. Éramos huérfanos, todos aquellos que no conocen al buen Padre aún permanecen en orfandad, incluso sin saberlo, y nosotros que por gracia hemos escuchado la voz del Señor, podemos reconocer nuestra antigua posición de desvalidos, de solitarios y de huérfanos. 

«Nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme a la buena intención de Su voluntad». Efesios 1:5 

Y ahora al saber que Dios protege al huérfano, que nosotros éramos huérfanos y por amor nos hizo hijos, ¿qué deberíamos pensar y hacer por los vulnerables? ¿Cuál es ese cuidado al huérfano del cual habla el evangelio? 

Los huérfanos, los que se encuentran institucionalizados, o abandonados. Criados bajo abandono, negligencia o abuso. Aquellos para quienes la palabra «seguridad» es como si estuviera en otro idioma y la palabra «amor» pareciera un cuento de hadas ficticio, porque nunca lo han visto a los ojos. Aquellos niños que en ninguna circunstancia han decidido criarse solos o rodeados de desconocidos que van y vienen de sus vidas sin dejar huellas profundas y perdurables. Aquellos que permanecen aislados de la sociedad porque es difícil verlos a los ojos y no conmovernos, pero a la vez, el acercarnos, requeriría grandes sacrificios que quizá no estamos dispuestos a cumplir. 

Acércate iglesia, ve a los ojos a esos niños que necesitan conocer el amor, porque lo único que les han susurrado al oído es el temor. Acércate iglesia a ver a los ojos que cuentan ríos de historias difíciles de escuchar, pero que si no son contadas serán arrastrados los corazones que permanecen en silencio. Está presente iglesia incluso si te quita tiempo, porque tiempo es lo que ellos no han recibido jamás. Abraza y siente un palpitar que va a un ritmo diferente al tuyo y mantente tan cerca como puedas para que eventualmente se sincronicen y pertenezcan el uno al otro. 

¿Cuál es el llamado del evangelio hacia el cuidado del huérfano? Exactamente el mismo que nuestro Dios tuvo hacia nosotros. Él no nos pedirá algo que Él no haya dado y suplido ya, solamente nos guiará a ser espejos de Su gran bondad. Y definitivamente no se trata que vayamos a ser salvadores, porque salvación solo proviene de Uno. Pero sí podemos ser lugares seguros que muestren a gritos por medio de afecto el amor eterno, de Cristo.  

Porque cuando nos acerquemos y veamos una vida a profundidad nos daremos cuenta que no son tan diferentes a nosotros en realidad. Podemos compartir corazones rotos, pasados difíciles, risas provocadas por chistes malos, una comida favorita similar y sobre todo compartir la esperanza eterna que no generará lazos que un par de años van a durar, sino unos que permanentemente y para siempre permanecerán. Pero no podremos crear lazos eternos si no nos acercamos y cumplimos con nuestro llamado de ser como Cristo. Ser la luz del mundo jamás se tratará de brillar y recibir aplausos, se tratará más bien de contemplar la belleza cotidiana, compartir el pan y hablar del amor que se nos ha dado. 

Recuerda que eras huérfano y ahora puedes compartir la vida y esta buena noticia con alguien más, señalando a su verdadero Padre, que lo ama, que lo espera, que lo busca y que le dará el amor que siempre ha necesitado y que jamás va a cesar. 

«La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo» Santiago 1:27. 


Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)

El amor del Padre

June 20, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Yicell Ortíz

Miren cuán gran amor nos ha otorgado el Padre: que seamos llamados hijos de Dios.
1 Juan 3:1a

Este versículo nos habla de una de las más hermosas bendiciones halladas en la Palabra de Dios, la Biblia.

Por el inmenso amor que Dios nos ha dado, Él entonces nos llama Sus hijas, y esto es un gran privilegio.

A través de las palabras en este versículo también podemos conocer realmente cómo es nuestro Padre. Podemos aprender de Su gran amor.

Ya sabemos que somos Sus hijas, que tenemos un Padre celestial, pero, ¿estamos convencidas y seguras de ese amor?

¿Sabes que Su amor por nosotras es inalterable?

Su misericordia, promesas y bondades… ¡todo nos habla de Su amor!

¡No dudemos! Su mayor muestra de amor fue derramar la sangre de Su Hijo para perdonarnos de nuestros pecados y tener vida eterna.

Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8

Descansemos en ser Sus hijas. Pues el amor de Dios por nosotras no termina. Las Escrituras dicen que nada nos puede separar de Su amor, no importa por lo que estemos viviendo.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Tal como está escrito: Por causa tuya somos puestos a muerte todo el día; somos considerados como ovejas para el matadero. Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro. Romanos 8:35-39

Recordemos que mientras el maravilloso sacrificio de Cristo siga vigente, Dios nos da la oportunidad de acercarnos a Él en arrepentimiento y fe.

Nuestro Padre en toda la Biblia y específicamente en Juan 3:16, deja clara Su intención y Su deseo de relacionarse con nosotras de forma amorosa. Permitamos que Él guíe nuestras vidas, que nos cuide y sobre todo, aceptemos Su perfecta voluntad.

¡Eso es amor de Padre!

Viendo todo esto y conociéndolo a través de las Escrituras, entonces como Sus hijas demos gracias a Él por habernos creado y planificado un hermoso propósito especial para nosotras de darnos parte en Su eternidad.

Recordemos, nuestro Padre es perfectamente bueno, lo que somos y lo que hacemos es porque Él lo permite dándonos la vida que tenemos, pues Él fue quien nos creó.

Por lo tanto, Él espera relacionarse con nosotras en amor como un Padre con Sus hijas.

¿Qué otras bendiciones nos ofrece nuestro Padre?

Gozo en pruebas y tribulaciones

También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades, porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Romanos 5:3-4 (NTV)

Esperanza

…por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Romanos 5:2

Salvación de Su ira

Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él. Romanos 5: 9

 Su bondad

Él se regocija de Su creación, como un padre goza de sus hijas amadas, ¿por qué?  

* Su bondad nos consuela como un padre que ama.

* Su bondad nos da seguridad y cuidado.

* Su bondad nos provee lo que necesitamos diariamente.

* Su bondad nos calma y nos anima.

Ahora, ¿Qué espera nuestro Padre de Sus hijas?

Él espera obediencia, espera que seamos hijas con fe en Su gran muestra de amor, Él espera fidelidad, arrepentimiento, integridad, confianza, devoción y dependencia absoluta de Él.

Demos gracias por el título inmerecido de ser llamadas hijas de Dios.  Su gracia nos rescató, nos concedió el regalo del arrepentimiento por nuestros pecados y una fe salvífica en el sacrificio de Su hijo.

Yicell Ortiz dirige el blog mujeryvida.net en donde tiene como propósito encaminar a las mujeres a Jesucristo y que ellas tengan vidas, matrimonios y familias fundamentadas en Él, proveyéndoles recursos bíblicos diversos y compartiendo también en las redes sociales. Es esposa y madre. Es miembro junto a su familia, de la Iglesia Bautista Internacional (IBI), en donde juntos colaboran en el ministerio de jóvenes Adultos M-AQUI.

Amando a hijos rebeldes

May 26, 2021 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Liliana Llambés

Es tan emocionante ver cuando nuestro vientre va creciendo y anhelar el hermoso día en que estaremos arrullando a nuestro/a bebé en los brazos; poder ver su carita, escucharlo llorar, arrimarlo dulcemente a nuestro rostro y poder besarle. También aquellas que, aunque no han visto su vientre crecer, pero de igual manera son madres para hijos que han adoptado. Te preguntarás porque estoy comenzando de esta manera y es para recordar la bendición que Dios nos ha dado con nuestros hijos, aun cuando sean hijos rebeldes por los cuales estamos sufriendo, eso no quita el hecho de que son un bien preciado. 

Los hijos son un regalo del Señor; los frutos del vientre son nuestra recompensa. Salmo 127:3

Quisiera darte algunas sugerencias que te pueden alentar y ayudar a amar a tu hijo rebelde.

  1. Ora en todo tiempo
    Si en medio del sufrimiento nos enfocamos en la oración continua y en dar gracias y gloria a Dios, entonces toda preocupación, ansiedad y cualquier sentimiento negativo que llegue a nuestra vida se disipará y se enfocará correctamente por medio de la oración.
    Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones. Delante de Dios. Filipenses 4:6 
    Debemos ser intencionales en orar por la vida espiritual de nuestro hijo o hija, pues solamente Dios puede confrontar sus vidas y tratar con su rebeldía.
  1. Acepta la condición de rebeldía
    Si nuestros hijos están siendo rebeldes debemos aceptar que algo anda mal en sus vidas específicamente en su corazón. No tapemos el sol con nuestras manos y pasemos por alto lo que está sucediendo. Reconocer que no es cristiano o que lo es, y que está en pecado es de suma importancia.
    Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en practica la verdad. 1 Juan 1:6
  1. Guíalos a Cristo
    Si tu hijo o hija no son cristianos, no esperes a que su comportamiento sea conforme a la Palabra, aunque se haya criado en un hogar cristiano. Aunque en nuestro corazón maternal deseamos protegerlos de las consecuencias del pecado, lo más importante es reconocer su incredulidad por Jesús.
    No he venido a llamar a justos sino a pecadores a que se arrepientan. Lucas 5:32
    Si alguno de tus hijos se encuentra en pecado, debes ser intencional en mostrar el pecado por su nombre e invitarlos al arrepentimiento genuino. Recordando la confianza total en perdón absoluto y completo que tenemos en Cristo.
    Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja ella perdón. Proverbios 28:13
  1. Sean bienvenidos a casa
    En el hogar se le da la bienvenida tanto a hermanos en Cristo como a amigos que no son cristianos, así como a familiares de sangre que no lo son. Los tratamos de la mejor manera, siendo Cristo reflejado en nuestras vidas. Así mismo si tu hijo o hija no tiene a Cristo o está en un pecado, tu hogar siempre debe ser un lugar que refleje lo que Cristo es. 
    Invítalos a comer y aunque las conversaciones te van a generar tensión, recuerda que tu hijo/a está pasando también por incomodidad, muchas veces porque la culpa y la vergüenza los visitan. Incluirles es una oportunidad que Dios te da con la intención de escucharle, amarle y apuntarle a Cristo.
    Y sucedió que estando Él sentado a la mesa en la casa, he aquí muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos. Mateo 9:10
  1. Interésate por sus asuntos
    Quizás te decepcione la forma en que tu hijo/a está usando su tiempo y recursos así como el rechazo a Jesús que demuestran, pero sé intencional en interesarte por lo que hace. Intenta estar presente en algunas actividades con él o ella. Recuerda tú estabas presente en otros tiempos ahora también debes de estarlo.
    Jesús es el mayor ejemplo de esto. ¡Imítalo! Él se relacionaba con prostitutas, recaudadores de impuestos, pecadores de todos tipos. Recuerda él o ella siguen siendo tu hijo/a, eso no ha cambiado, así como nuestra relación con Jesús tampoco cambia cuando pecamos y nos arrepentimos.
  1. Respeto por sus amigos
    Así como respetamos a nuestros amigos que no son cristianos, también debemos hacerlo con los amigos de nuestro hijo/a. Míralos como una oportunidad de evangelizar y de mostrar a Cristo.
  1. Gracia y misericordia
    Con la misma gracia y misericordia con que Cristo nos vio al derramar Su sangre por nosotros en la cruz del Calvario, muriendo un justo por una injusta, así mismo debemos amar con gracia y misericordia a nuestro hijo/a.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Efesios 2:4-5

Conclusión
Querida hermana recuerda que, aunque nos duela profundamente que un hijo/a no sea cristiano o siendo cristianos vivan en pecado y aunque no apoyemos su forma de vida o el pecado en que se encuentre debemos seguir amándolos, apuntándoles a la cruz, ellos son imagen de Dios.

Recuerda las palabras del Señor en 1 Corintios 13, las cuales nos recuerdan la excelencia del amor. 

El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
1 Corintios 13:4-7

Liliana Llambés, misionera por más de 15 años con la IMB. Su pasión es llevar el mensaje de salvación donde el Señor la envíe y hacer discípulos a mujeres de todas las edades, con el fundamento bíblico de la Palabra de Dios. Miembro de la Iglesia Bautista Ciudad de Gracia en la ciudad de Panamá. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Autora del libro 7 disciplinas espirituales para la mujer. Esposa del pastor-misionero, Carlos Llambés, madre de 4 hijos adultos y 9 nietos. Actualmente reside en Panamá en donde junto a su esposo están realizando trabajo misionero. Puedes seguirla en Facebook: @lilyllambes, Instagram: @lilyllambes,Twitter @lilyllambes, su blog liliana.llambes.org

CUERDAS DE AMOR

April 3, 2021 By lifewaymujeres Leave a Comment

Oseas 11:4

Guié a Israel con mis cuerdas de ternura y de amor. Quité el yugo de su cuello y yo mismo me incliné para alimentarlo.
—NTV

El bebé va tambaleándose y casi se cae, pues todavía no domina el arte de caminar. Pero no se lastima ni se pega la cabeza porque la mamá tiene un rebozo amarrado debajo de sus pequeños brazos. Los papás idean formas de apoyar a sus hijos mientras aprenden a ser independientes, a veces literalmente con «cuerdas», como las que usan para que no se escapen en la plaza comercial.

Dios también se muestra en Oseas como un padre tierno y cuidadoso. Había guiado a Israel con «cuerdas de ternura y amor». Le había alimentado como se hace con una criatura dependiente. Con todo y sus berrinches y su desobediencia, fue paciente.

¿Te has sentido como una niña desobediente? ¿Sientes que tu caminar espiritual tiene más caídas que aciertos? Quizá eres una nueva creyente y estás en las primeras etapas, dando tus primeros pasos. Tal vez ya tienes muchos años con Cristo, pero aún hay ocasiones en que resbalas.

Sin duda, nuestra naturaleza humana es débil y traidora. Pero recuerda que Sus cuerdas nunca te dejarán. Cuando caigas, asegúrate de confesar tu mal tan pronto como el Espíritu Santo te lo revela. Ponte de nuevo en manos del Señor y deja que Sus cuerdas amorosas te rodeen y te levanten.

Si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

JUAN

Un devocional de Destellos de esperanza (B&H en Español)

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