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Artículo

El regalo de los hijos (Parte 1)

May 18, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Sarah Jerez

Abraza la Gran comisión de la maternidad

Tu maternidad no se trata de ti ni de tus hijos, sino de la gloria de Dios. La labor aparentemente trivial que hacemos a diario como madres es parte de la misión que Dios diseñó para que cumplamos Sus propósitos eternos.

Detrás de las ocupaciones aparentemente comunes, hay una misión de gran valor y con significado trascendente. Aun lo más trivial lo estás haciendo para la gloria de Dios (1 Cor. 10:31). Las repercusiones de vivir esta misión con enfoque, diligencia y fidelidad son eternas e incalculables.

Tenemos que despojarnos del viejo hombre, de las mentiras del enemigo, y de nuestras percepciones y emociones acerca de la maternidad, y abrazar la verdad de la Palabra de Dios acerca de ella.

Pero primero debemos abrazar la perspectiva de Dios acerca de los hijos. Satanás quiso rebajar el valor de los niños. Lo vemos en la medida en que menos mujeres muestran interés en tener hijos hasta el punto de considerar eliminarlos de su vientre a conveniencia.

Tristemente es la realidad que se esconde detrás de la manera como vemos que las mujeres hoy día establecen sus prioridades. Los niños son costosos, inconvenientes, ocupan nuestro tiempo, pero contrario a todas las cosas en las que gastamos nuestro tiempo y recursos, ellos tienen un valor eterno. Son almas creadas por Dios que perdurarán para siempre y que nos son encomendados a nosotros durante un tiempo para un valioso propósito.

Jesús enfatizó el valor de los niños al manifestar: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos (Mat. 19:14). Dios usa palabras como «don», «recompensa», «flechas» contra el enemigo y llama «bienaventurado» a quien los tiene. Que el Señor nos dé amor por lo que Él ama.

Como mujeres, creadas para dar y nutrir vida, debemos tener corazones abiertos a la bendición de tener hijos. Debemos pedirle al Señor que escudriñe siempre nuestras motivaciones a la hora de considerar este tema. Si el Señor no te dio hijos biológicos, el llamado de dar vida aún es para ti. Ya sea a través de la adopción o la maternidad espiritual, todas estamos llamadas a participar en el nuevo nacimiento y la reproducción de discípulos de Cristo, manifestando amor por la próxima generación.

Dios nos llama a abrazar la Gran Comisión (Mat. 28:18-20). La maternidad se trata de eso. Dios nos dio el ministerio de la reconciliación. Muchas queremos salir y evangelizar por el mundo, pero ¿quién le está predicando y enseñando a nuestros hijos? Dios le dio una influencia y oportunidad a la madre que no le ha dado a ninguna otra persona en sus vidas. Si Dios te dio hijos, no tienes que buscar muy lejos a quienes evangelizar e instruir.

La misión de la madre es de evangelización, instrucción y discipulado. Es mostrarles a sus hijos el glorioso evangelio de Cristo, motivarlos a arrepentirse de sus pecados y aceptar a Jesús como Salvador y Señor y que sean fieles discípulos suyos. Tenemos el mandato de enseñarles todo el consejo de Dios en todo tiempo y pasar Su Palabra a la próxima generación (Deut. 6:5-9; Sal. 145:4).

Un fragmento del libro Mujer verdadera (B&H Español)

¿Cómo puedo honrar a mi mamá?

May 11, 2022 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Liliana Llambés

He tenido el privilegio de tener a mi madre desde el momento que por primera vez abrí mis ojos,  hasta el día de hoy que ella tiene 78 años, y no siempre la he honrado como dice la Palabra. 

El mundo nos da una enseñanza equivocada sobre honrar a nuestra madre. En algunas culturas aún existe la noción de que nuestras vidas como adultos están controladas por la mamá. Sin embargo, que hermoso saber cómo cristianas que la Palabra tiene la enseñanza correcta de cómo honrar a nuestra madre. 

Una de las misiones de los diez mandamientos es enseñarnos el amor a Jesús (Juan 14:15), y entre esos mandamientos, el objetivo del quinto mandamiento es honrar a mamá. «Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da» (Ex. 20:12). Aquí encontramos el fundamento bíblico para honrar a nuestra madre, a pesar de cualquier cosa que haya ocurrido en nuestra relación y si ella sea cristiana o no. 

Ahora quisiera compartir contigo algunas formas prácticas que me han sido de ayuda a través de estos 28 años de ser cristiana, para honrar a mi mamá. Aunque mi madre no era creyente por gran parte de ese tiempo, la bendición de llamarla mi hermana en Cristo llegó hace cuatro años. 

1) Ora por ella 

Cuando oramos por nuestra madre llevando al trono de nuestro gran Dios nuestras súplicas por ella, estamos realizando el regalo más grande y hermoso para honrarla. Estamos intercediendo por su salvación si no es creyente, por su salud, necesidades, relaciones con otros y con nosotras. Desde Génesis capítulo 3 en la caída del hombre, vemos que en las relaciones existen diferencias, y en la cotidianidad de la vida hay problemas, mal entendidos y situaciones de dolor, por lo cual necesitamos orar para que haya sanidad en su corazón y en el nuestro (Fil. 4:6-7). 

2) Perdona 

En esta humanidad caída, es inevitable que en las relaciones existan situaciones con malos entendidos, nos ofendamos unos a otros, se da el abandono, la traición etc. Es probable que existan heridas tan profundas que solamente la intervención del Señor puede sanar, pero debemos tomar la decisión de perdonar. El ejemplo más grande lo tenemos en Jesucristo, quien dio Su vida por el perdón de nuestros pecados por Su gracia y misericordia, aunque Él nunca pecó (Ef. 4:32; Mar. 11:25). 

3) Dedícale tiempo 

A medida que el tiempo va pasando, nuestras ocupaciones son mayores y no es tan fácil cumplir con todas ellas. Algunas veces, estar con nuestras amistades ocupa ese tiempo, pero debemos ser intencionales en pasar tiempo con nuestra madre, escucharla, ayudarla y disfrutar de ella, así como lo hacemos con otras personas. Al avanzar en edad necesitará más de nosotras, sea que vivamos lejos o no.  

 
Al compartir con ella expresemos nuestro amor, al darle un abrazo, un beso, una palabra agradable de elogio o de agradecimiento, pequeños detalles que para ella significan mucho. Recordemos que como cristianas el Espíritu del Señor nos enseña a honrarle día a día, momento a momento, minuto a minuto. El hecho es, que no sabemos hasta cuándo el Señor nos permitirá honrarla en esta tierra (2 Jn. 1:12). Aprovechemos el tiempo. 

4) Háblale con amor, amabilidad y respeto  

Una de los actos más desagradables que podemos presenciar es cuando un hijo le falta al respeto a su mamá. Nuestro amor no puede estar condicionado a como ella te haya tratado en el pasado, pues Dios en Su Palabra claramente nos enseña, «No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien» (Rom. 12:21 LBLA). No nos dice que tengamos que justificar sus errores o pecados y dejarlos pasar por alto, sino que las trataremos de una forma agradable a los ojos de Dios. 

A medida que los años pasan y va envejeciendo se encontrará con enfermedades, será una persona que nos repetirá una y otra vez las mismas cosas y las mismas historias. Se le olvidará tomar sus medicinas, etc. Pero recordemos que la forma de amarla y honrarla es tratarla con amabilidad y paciencia (Lev. 20:9; 1 Tim. 5:1a). 

5) Atiende sus historias y consejos 

Uno de los regalos más hermosos que podemos dar a nuestra madre, es escucharla contar las historias de cuando éramos niños, compartiendo fotos de diferentes etapas de su vida. Puede que ya las sepas de memoria, pero no importa, puedes escucharlas una y otra vez. Ella está contando parte de nuestra historia a través de su vida.  

Referente a los consejos, puede resultar complicado y difícil cuando no van de acuerdo con la Palabra del Señor, pero eso no debe llevarnos a la falta de respeto, debemos escucharla y filtrar esos consejos en la sabiduría divina (Prov. 1:8; 23:22). 

6) Sírvele en lo posible 

El tiempo va pasando y cada vez más nuestra madre necesita de nuestra ayuda. Aunque vivamos lejos, encontremos la forma de estar al tanto de ella día a día. Podemos recordarle sus citas con el médico, las medicinas que debe tomar o enviarle una comida. Y aunque no vamos a poder hacerlo todo, si somos intencionales, podemos cooperar en lo que sea posible. (1 Tim. 5:4) 

7) No la culpes por tu pecado 

Es triste, en mis tiempos de consejería, escuchar hijas culpando a su madre por su pecado. Cada una de nosotras somos responsables por nuestros pecados y necesitamos confesarlo, arrepentirnos y responsabilizarnos de ellos con madurez. En el Señor hay esperanza para aquel que se arrepiente (2 Cor. 5:10). 

8) Ámala 

El mejor regalo de honrarla es amarla como Cristo nos amó. Dale abrazos, mimos, besos, demuestra ese amor (1 Cor. 13). En Jesús, aun siendo Dios, encontramos el mayor ejemplo de honra a Su madre María. Se sometió a ella y a Su Padre celestial en todo tiempo. Jesús se sujetó a Sus padres terrenales (Luc. 2:51). Cuidó a María Su madre aquí en la tierra hasta el final, encomendándosela aún a la hora de Su muerte a Su discípulo amado, Juan (Juan 19:26-27). 

Amada, mi oración para ti y para mí, es que mientras el Señor nos dé la oportunidad de tener en esta tierra a nuestra madre, podamos honrarla como Jesús lo hizo, honrando a Su madre en la tierra y a Su padre celestial.


Liliana Llambés, misionera por más de 15 años con la IMB. Su pasión es llevar el mensaje de salvación donde el Señor la envíe y hacer discípulos a mujeres de todas las edades, con el fundamento bíblico de la Palabra de Dios. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Autora del libro 7 disciplinas espirituales para la mujer. Esposa del pastor-misionero, Carlos Llambés, madre de 4 hijos adultos y 9 nietos. Actualmente reside en Panamá en donde junto a su esposo están realizando trabajo misionero. Puedes seguirla en Facebook: @lilyllambes, Instagram: @lilyllambes,Twitter @lilyllambes.

Una madre que glorifica a Dios

May 8, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Mayra Beltrán de Ortiz

Por mucho tiempo he librado una batalla en mi mente y corazón, ya que en el centro pecaminoso de mi alma siempre fui una buscadora de gloria. Deseaba aprobación y reconocimiento de parte de otros en lo que hacía y muchas veces me molestaba cuando no lo recibía.  

Después de ser salva, conocer a Dios en la intimidad, estudiar y meditar en Su Palabra, Él me reveló las ataduras internas de vanidad y orgullo que yo albergaba en mi corazón. He entendido, después de mucho dolor y sufrimiento, al tener que morir a mí misma a diario, que nada se trata de nosotros sino siempre de Dios y de Su gloria. Que los dones y talentos depositados por Él en nosotros son para darle la gloria a Él siempre en todas las cosas buenas que podamos hacer. Este proceso, a pesar de ser muy doloroso al mismo tiempo provoca en mí una profunda y enorme satisfacción en Dios. 

Aquí puede que surja la pregunta, ¿qué es la gloria de Dios? Definir la gloria de Dios no es una tarea fácil ya que la llegamos a entender cuando la vemos y experimentamos, pero describirla en una frase precisa es retador. Si buscamos el significado en “Google” encontramos que la define como «la manifestación de la presencia de Dios», pero definitivamente es mucho más. Yo diría que la gloria de Dios es la belleza de Su Espíritu. Es la belleza que emana de Su carácter, de todo lo que Él es. Son todos Sus atributos vistos al mismo tiempo. 

Es importante saber y entender que todos tenemos el mismo llamado de glorificar a Dios en todo lo que hacemos. La Escritura dice que Dios nos creó para Su gloria (Isa. 43:7) y nos instruye, «hacedlo todo para la gloria de Dios» (1 Cor. 10:31). Está muy claro de que hay un propósito primordial para nuestras vidas y la Palabra nos dice muy claramente que es para que glorifiquemos a Dios, para eso nos formó y nos hizo. Glorificar a Dios es reconocer, aclamar la santidad de Dios, Su poder, y vivir agradecidos siempre, de manera que sea un estilo de vida. 

Pero ¿cómo podemos darle gloria al «Rey de gloria»? (Sal. 24:8). Sabemos que la gloria le pertenece a Dios (Juan 17:5; Hech. 7:55), que Dios revela Su gloria (Ex. 24:17; 40:34; Sal. 19:1) y que podemos observar Su gloria (Juan 1:14). Nuestra pregunta hoy es ¿Cómo puedo ser una madre que glorifica a Dios? 

La maternidad puede ser nuestra mayor fuente de gozo sobre la tierra, así como la fuente de nuestro dolor terrenal más grande. Estoy convencida de que, así como el Señor usa el matrimonio para la santificación de la pareja, Él usa el invaluable rol de la maternidad para refinarnos. 

A través de los años he aprendido que la maternidad involucra morir, muchas veces a diario, lo cual no es una verdad muy popular en una cultura que nos dice que las mujeres podemos tenerlo todo y ocuparnos de nuestros propios intereses. Las mentiras sutiles del enemigo pueden llevarnos a creer que los hijos son únicamente para propósitos de realización personal y si no pueden satisfacer esta necesidad, no nos sirven para nada.   

Por el contrario, la Escritura nos enseña que nosotros obedecemos, alabamos y servimos a Cristo al servir a otros y al considerar sus necesidades como más importantes que las nuestras y esto por supuesto que incluye a nuestros hijos.   

Una madre sacrifica y vuelca su vida sobre sus hijos en servicio a Dios. Renunciamos a nuestro cuerpo, nuestros sueños, tiempo, comodidad, a nuestras carreras y al entretenimiento. De esta manera estamos glorificando a Dios al poner la necesidad de ellos por encima de la nuestra. 

Muchas veces en la rutina diaria de la maternidad, es difícil ver como las tareas mundanas pueden glorificar a Dios. Podemos morir mil muertes en pequeñas maneras que solo Dios ve, como dejar en el altar tu deseo de ser reconocida, o rendir tu casa perfectamente limpia y ordenada a una que da testimonio de muchas vivencias.     

Cuantas de nosotras hemos necesitado desesperadamente un descanso, pero cuando nuestro bebé recién nacido llora a las 3:00am, no lo pensamos dos veces y nos levantamos rápidamente de la cama. O tal vez planeamos una salida con nuestro esposo, pero esa misma tarde a uno de tus hijos le da fiebre por lo que parece ser un virus y se cancela la salida. Esa es la vida de las madres, poner las necesidades de nuestros hijos primero que las nuestras. 

Es mi deseo que hoy puedas meditar en lo siguiente: 

  • ¿Hay ocasiones en que sientes que ciertas partes «ardientes» de la maternidad te abruman y te consumen por completo? 
  • ¿Has podido experimentar la muerte y la resurrección de Jesús caminando a través de la puerta de la maternidad? 
  • ¿Te has dado cuenta de que los sacrificios de la maternidad realmente no son tales, si los comparas con la ganancia de una vida enriquecida en el Señor Jesucristo cuando servimos a nuestros hijos como si le sirviéramos a Él? 

¡Si es así, entonces estás viviendo tu maternidad para la gloria de Dios!

Mayra Beltrán de Ortiz, decidida a honrar el diseño de Dios para la mujer. Esposa por 43 años de Federico Ortiz, madre de José Alberto y Erika y feliz abuelita de Noé, Renata y Jaime Alberto. Miembro y diaconisa de la Iglesia Bautista Internacional (IBI) donde sirve junto a su esposo a grupos pequeños de parejas además de pertenecer al cuerpo de consejería. Ama poder servir como mentora de mujeres más jóvenes. Es coordinadora del ministerio de mujeres EZER.

Cuando me convertí en madre inesperadamente

May 4, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por María Renée de Cattousse

Vivía una juventud que consideraba muy normal, creyendo tener el control de las cosas, teniendo la libertad de tomar mis decisiones, centrándome en salir adelante, ejerciendo profesionalmente, esforzándome por planificar las cosas como consideraba era la forma «correcta», y … de repente estaba realizándome una prueba de embarazo. Temblando y segura a la vez que el resultado no podría ser más que reflejo de un retraso únicamente. 

Bastaron solamente unos minutos para estar ante el resultado positivo, lo cual no había considerado posible —iba a convertirme en madre. Lejos estaba de imaginar que esto era el principio de lo que Dios utilizaría en mi vida para mostrarme mi necesidad de Él, una necesidad que desconocía tener, pero que era evidente en mi manera de vivir. 

Escribir este artículo es algo tan profundo que aún puedo sentir las emociones, temores, dudas, y pensamientos que se entrelazaban en mi mente y corazón. Estaba por cambiar el rumbo de mi vida; algo que había deseado pero no había planificado en este momento de mi vida. 

En Sus manos no hay despropósitos. 

Su poder y amor eterno permiten utilizar todas las circunstancias para revelarnos nuestra condición. Había una consecuencia, producto de mi manera de vivir, y en los próximos meses sería cada vez más evidente. Pero en Sus planes, Sus manos llenas de gracia y misericordia derramaron sobre mi vida la oportunidad de reconocer mi profunda necesidad de salvación, la de una relación con Él.      

¿Cómo podría convertirme en madre y enseñarle a mi hijo sobre lo que aún yo no conocía? Fue así como Dios atrajo mi corazón.  

Hace veintidós años me convertí en madre y es imposible explicar aquí todo lo sucedido, pero algo que necesito dejar plasmado es que entregarle mi vida al Señor, aceptar que estaba viviendo alejada de Su voluntad, exponerme a la Escritura, congregarme y dar pasos de fe, han sido la oportunidad invaluable de conocerle de una manera profunda y real.   

Experimentar Su gracia, misericordia, restauración y redención. Aprender a confiar y depender de Él.  Sé que estoy aprendiendo aún estas cosas, y quiero seguir haciéndolo, porque estoy convencida que es Él quien ha iniciado la obra y la está perfeccionando para el día de Su venida, como encontramos en Filipenses 1:6. Sé que fue esta etapa de la vida la que el Señor utilizó para sensibilizar mi corazón.   

No conozco tu situación, pero mientras escribo estoy orando que juntas recordemos que: 

  • Dios conoce nuestras circunstancias, no hay nada desconocido para Él. Sus planes son perfectos y de bien. Él endereza nuestras veredas, es un Dios en cuyas manos todo tiene propósito.  (Prov. 3:6; Jer. 33:3; Jer. 29:11) 
  • Nada hay oculto ante Sus ojos, formó nuestros cuerpos y los de nuestros hijos. Es Él quien da vida física y espiritual. De tal manera que podemos acercarnos confiadamente a Su presencia para experimentar en carne propia Su gracia y misericordia.  (Sal. 139:13-17; Heb. 4:16) 
  • Independientemente de nuestros planes, tanto los planificados como los que sin hacerlo se convierten en realidad, podemos depender del Señor, ya que son la oportunidad para permitir que transforme nuestra manera de pensar y vivir.  

¡Animémonos pues a perseverar en la fe, y guiar a nuestros hijos para juntos poder dar testimonio de la bondad y fidelidad del Señor! 

María Renée de Cattousse, pecadora, salvada por gracia, justificada por la fe en la obra de Cristo, redimida por la misericordia de Dios. Es miembro de la Iglesia Reforma en la ciudad de Guatemala. Esposa de Carlton, mamá de Mario René y Valeria. Odontóloga.

¿Dios creador o madre naturaleza?

April 27, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Yicell de Ortiz

Como hijas de Dios, sabemos que Él es el creador de todo cuanto existe. En Su Palabra Dios nos deja ver claramente esto.  

En el principio Dios creó los cielos y la tierra. 
Génesis 1:1 (NBLA). 

Tal vez hayas escuchado la frase «madre naturaleza» o «madre tierra» refiriéndose a una creencia, a la personificación de la naturaleza, centrándose en los aspectos vitales de ella y dándole así la forma de «madre». Este concepto existe en muchas culturas del mundo. 

La Biblia misma nos advierte el porqué de estas creencias, ideas contrarias a lo que la Palabra de Dios nos enseña. El apóstol Pablo en su carta a los romanos, capítulo 1 del versículo 20 en adelante dice:  

Porque desde la creación del mundo, Sus atributos invisibles, Su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que ellos no tienen excusa.  
Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. 
Romanos 1:20-23 (NBLA) 

En esta misma porción en el versículo 18, Pablo nos explica que esto sucede porque los hombres llenos de impiedad e injusticia restringen la verdad y es por eso que la ira de Dios se revela desde el cielo.  

Es interesante ver como el pecado tiene ese poder sobre el ser humano, lo ciega hasta tal punto que prefiere creer una mentira o una idea fantástica antes que aceptar la verdad revelada de Dios.   

En su pecado, la humanidad encuentra irracional creer que el diseño perfecto de la creación, aunque corrompida por el pecado, funcione de una manera tan maravillosa. Que esto no sea producto del azar o de hechos fortuitos, sino más bien la obra de una mente y diseño divino. 

Pablo continúa expresando claramente que no tenemos excusa. El hecho de que estas culturas no tuvieran un conocimiento bíblico de Dios, no las exime de responsabilidad:  

Pues aunque conocían a Dios, no lo honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. 
Romanos 1:21 (NBLA) 

El Espíritu Santo revela que estas culturas conocían a Dios, pero no lo honraron. La falta de honra a Dios fue uno de los detonantes para que sus razonamientos fueran vanos y su corazón fuera entenebrecido.  

Lamentablemente estas sutiles ideas no surgieron de la noche a la mañana. No fue un proceso instantáneo, sino que todo fue dándose paulatinamente y tomando forma al punto de que una pequeña idea se convirtió en una creencia, la cual se convirtió en una práctica y finalmente en un estilo de vida. La creencia de la «madre naturaleza» no ha muerto aún. Está vigente y continúa esparciéndose a través de nuevas ideas un poco más modernas y/o actualizadas que sutilmente se van incorporando en nuestra cultura y manera de pensar.   

En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres. La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron. 
Juan 1:1-5 (NBLA) 

Él estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no lo conoció.  
Juan 1:10 (NBLA) 

Es por eso que nosotras debemos velar constantemente y recurrir a la verdad de Dios revelada para filtrar pensamientos, ideas, costumbres, asuntos culturales, etc. De modo que cada vez más la Biblia se convierta en la guía de nuestra vida impidiendo así influencias y maneras de pensar que sean contrarias a ella.  

Dios se esmeró en dar vida y cuidado a lo que con amor creó. Como Padre poderoso y amoroso cuida de manera fiel. ¡Por la belleza de la creación podemos conocer quién es Él y Su bondad! Dios dejo Sus huellas marcadas en todo lo creado. 

Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. 
Colosenses 1:16 (NBLA) 

¡La creación de nuestro Dios es maravillosa, sublime, organizada y con tal diseño de complejidad que apunta a un gran Creador, alto, majestuoso y omnipotente! 

Agradezcamos siempre al Señor por toda Su creación, que nos permite apreciarlo y conocerlo de manera especial, llevándonos a adorarle y a servirle por Su grandeza y bondad. 

Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas. 
Apocalipsis 4:11 (NBLA)

Yicell Ortiz dirige el blog mujeryvida.net en donde tiene como propósito encaminar a las mujeres a Jesucristo y que ellas tengan vidas, matrimonios y familias fundamentadas en Él, proveyéndoles recursos bíblicos diversos y compartiendo también en las redes sociales. Es esposa y madre. Es miembro junto a su familia, de la Iglesia Bautista Internacional (IBI), en donde juntos colaboran en el ministerio de jóvenes Adultos M-AQUI.

Cristo estuvo en la creación

April 20, 2022 By lifewaymujeres 1 Comment

Por Mirna Espinoza

¿Qué tipo de afirmación es «Cristo estuvo en la creación»? ¿Es esto cierto? ¿Realmente Cristo estuvo allí? Según Juan, sí fue así.

«En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios». Juan 1:1 NBLA

De nada a todo, así fue como sucedió. No es que no existiera nada, allí estaba Dios. Desde siempre y para siempre. Si estamos afirmando esto, quiere decir que entendemos toda la verdad, no a medias sino completa y sin cuestionar partes de ella según lo que me convenga.

Cristo estuvo en la creación y quizá no nos hemos puesto a pensar todo lo que esto conlleva. Si Cristo estuvo allí, significa que hizo todo suceder, formó el mar, las hojas, los peces y las rosas. Cristo estuvo allí, construyendo, moldeando y de muchos colores pintando. Cristo estuvo allí, cuando las tinieblas de la luz separó, anunciando que eso haría Él un día en nuestros corazones y con Su sangre cuando nos salvó.

Cristo nuestro Salvador, no es un súper hombre. Cristo es Dios, Dios es Cristo, no hay diferencia entre ambos, son dos nombres en una misma deidad. Y por eso sabemos que Dios, Jesús, siempre estuvo, siempre ha estado y siempre estará.

Y ahora, piensa, nuestra salvación, ¿qué representa? ¿qué significa? ¿qué requería el que pudiéramos estar para siempre con Dios? Con Sus dulces manos nos formó y de esas mismas manos, con unos clavos y mucho dolor nos salvó. Dios, que nos vio caer en un engaño que compramos, eligiendo nuestra voluntad antes que al Dios soberano. Él mismo nos amó tanto, que desde siempre y para siempre decidió salvarnos.

Así que, cada vez que veas las montañas, los mares y los lagos, cuando escuches las aves cantar, un león rugir o un lobo aullar, cuando veas a alguien llorar, reír o un abrazo dar, piensa en todo lo que pasó desde antes que estas cosas fueran creadas. Piensa quien ya en el cielo habitaba.

Tal vez había un silencio profundo, o quizá muchos colores, quién sabe cómo era antes que la tierra fuera formada. Muchas dudas quizá alberguemos, pero una certeza, una seguridad profunda y eterna tenemos, el Padre estuvo allí, el Espíritu estuvo allí, Cristo estuvo allí. Dios estuvo en la creación.

«Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres». Juan 4-1:2 NBLA

Mirna Espinoza, guatemalteca con un corazón rebelde que es constantemente corregido por Dios. Salvada por gracia y sin merecerlo. Siempre estudiante y nunca maestra. Sirve al Señor siendo colaboradora para Lifeway Mujeres, en su iglesia local y escribiendo en su blog personal Eufonía, IG: @eufoni.a (para visitarlos solo da clic sobre el nombre del blog y/o sobre nombre de usuario de Instagram)

Cumplió Su promesa, ¡resucitó!

April 17, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por María Renée de Cattousse 

Se acercaba el tiempo de la celebración de la Pascua y en el monte Calvario se presenció la crucifixión de tres hombres. Dos de ellos ladrones, el tercero: Cristo, quien siendo Dios se hizo hombre y vivió una vida perfecta sin pecado. Por elección propia y en obediencia al Padre decidió dar Su vida para que nosotros no recibamos la muerte que merecemos. Su intervención a nuestro favor por el perdón de nuestra rebelión fue Su sangre derramada, el pago de nuestra reconciliación. 

Eligió humillación y burla, despojándose de lo que le pertenecía: el trono y la gloria en todo esplendor. Los testigos estaban divididos, algunos experimentaban profundo dolor, lágrimas y desconsuelo; otros pensaban que la justicia había sido consumada, para ellos había terminado el peligro de quien expuso la hipocresía de sus corazones que perseguían poder y control. 

 El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, y le matarán; pero después de muerto, resucitará al tercer día.  (Mar. 9:31, comp. Mat. 16:21; Mar. 8:31; Luc. 9:21-22 ) 

Jesús había enseñado a Sus discípulos exactamente lo que sucedería, no sin proveerles también consuelo:   

  • Les dio la esperanza de que estarían juntos de nuevo, Él se iría pero les prepararía una morada celestial.  
  • Los animó a permanecer y perseverar, dándoles esperanza al hacerles saber que no iba a dejarlos solos sino que enviaría Su Espíritu a morar dentro de ellos. (Juan 14:17) 

Ante la cruz habían olvidado Sus palabras, sólo se centraban en lo que sus ojos miraban: el final había llegado. ¿Qué podían hacer? El dolor impidió que recordaran la promesa de la resurrección. 

Tres días después, la gloria y el poder de Dios se manifestó.   

María Magdalena, la primera a quien el Señor permite que lo vea resucitado, junto con otras mujeres, se presentaron con especias aromáticas en el sepulcro. No había nada más que pudieran hacer, pero hicieron lo que pudieron, se presentaron para ungir el cuerpo del Señor siguiendo la costumbre judía. ¡Sorpresa, encontraron la tumba vacía! Maravilladas anunciaron a los discípulos la noticia de Cristo resucitado. Ese mismo día el Señor se apareció a varios de Sus discípulos que se encontraban reunidos, mostrándoles las heridas de Sus manos y costado. Durante 40 días el Señor se presentó repetidas veces a Sus discípulos. (Hechos 1:3) 

La promesa fue cumplida, el Señor Jesucristo resucitó.    

¡Cristo resucitó y cumplió Su promesa! Se les presentó, comió con ellos y los comisionó enviándolos a compartir el mensaje de salvación a muchos más para la expansión del evangelio. (Mat. 28:18-20; Juan 20:21; Hech. 1:8) ¿Puedes imaginar cómo los discípulos se sintieron? Fueron impactados de tal manera que respondieron con gozo entregando su vida al servicio que les fue encomendado, compartiendo el mensaje de salvación eterna. 

 La mejor parte de una promesa es su cumplimiento.  

Que podamos como cristianas confiar y ser sostenidas en fe y esperanza por nuestro Dios que cumple promesas. Recordemos que Jesús es el Mesías prometido. Su resurrección fue la victoria sobre el pecado y la muerte. La reconciliación de nuestra relación con Dios, únicamente por Su intervención perfecta y eterna. 

Que podamos en este tiempo regocijarnos en la promesa cumplida de la resurrección, confiando en la fidelidad del Señor que cumple Sus promesas. Recordemos que dijo que volvería por los suyos y lo hará, esta es la promesa por cumplir. ¡Esperemos ese día con esperanza compartiendo con otros el mensaje de las buenas nuevas de salvación! 

María Renée de Cattousse, pecadora, salvada por gracia, justificada por la fe en la obra de Cristo, redimida por la misericordia de Dios. Es miembro de la Iglesia Reforma en la ciudad de Guatemala. Esposa de Carlton, mamá de Mario René y Valeria. Odontóloga.

El viernes más oscuro

April 15, 2022 By lifewaymujeres 2 Comments

Por Wendy Bello

Es cierto que muchas veces la vida parece un viernes oscuro, como aquel de hace más de dos mil años. Para algunas personas, la oscuridad viene en forma de lágrimas de remordimiento, como pasó con Pedro. El peso de sus palabras le aplastaba y la amargura le nublaba la vista. Para otros, el viernes llega cuando las consecuencias de sus acciones no se hacen esperar y terminan en manos de la justicia humana, como los dos ladrones que colgaban en una cruz junto a Jesús. Aun en otros casos el viernes llega cuando miramos a nuestro alrededor consternadas y desesperanzadas, como las mujeres que habían acompañado a Cristo durante Su ministerio y no podían dar crédito a lo que sus ojos contemplaban: el Señor colgaba de un madero y sus vidas, aparentemente, habían perdido todo el rumbo.  

Cuando cada una de estas personas vivió aquel viernes, estaban justamente así, convencidas de que nada cambiaría, que la oscuridad en sus vidas había llegado para quedarse sin posibilidad de ser traspasada por un rayo de esperanza. No habían entendido que el viernes oscuro, el más oscuro de todos, era parte de un plan. 

En muchos lugares hoy se celebra el llamado «Viernes Santo». En mi rincón de la ciudad el cielo está gris y llueve. La mañana es mucho más oscura que de costumbre. ¡Cuánto mayor debe haber sido la oscuridad de aquel viernes cuando el Hijo de Dios exclamó desde Su cruz: «Consumado es»!  

Isaías 53, una de las más grandes profecías mesiánicas, dice en el versículo 11: «Y a causa de lo que sufrió, mi siervo justo hará posible que muchos sean contados entre los justos, porque él cargará con todos los pecados de ellos» (NTV). 

El aparente final de aquel viernes fue nuestro definitivo principio. La cruz puso punto final a nuestra vida de esclavitud. La cruz marcó el inicio de la libertad. La cruz nos quitó el veredicto de culpabilidad que por siglos cargamos y nos estampó en letras rojas y grandes, letras de sangre, el mejor sello de todos: PERDONADOS. La cruz hizo que nunca más fuera necesario ofrecer sacrificios para saciar la sed de justicia de Dios. Mira lo que dice la carta a los hebreos: «…somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo, ofrecido una vez y para siempre» (10:10, NVI). 

Quizás cuando comenzaron a llamarle santo a este viernes, la idea era otra. Pero me gusta pensar en este día como el que dio inicio a que pudiéramos llegar a ser santos delante de Dios, y de ese modo, poder estar en Su presencia. 

Aquel día hizo posible que, aunque tú y yo volvamos a luchar con el pecado, repitamos los errores que tanto daño hicieron en algún momento, digamos palabras fuera de lugar, nos dejemos vencer por la ira o sucumbamos ante la fuerza del desaliento… tenemos perdón, tenemos oportunidad de empezar de nuevo, porque Jesús murió en la cruz y la marca de Su sangre en nosotros es imborrable. Ahora somos santos, no porque no pequemos, sino porque hubo un sacrificio perfecto hecho a nuestro favor que nos cubre de gracia. Tenemos en Cristo «el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna» (Heb. 9:15, NBLA).  

No creo que alguna vez podamos entender por completo la profundidad de la cruz y todo lo que significó. Nuestras mentes finitas son incapaces de procesar semejante sacrificio y mucho menos entender esa medida de amor y obediencia completa.  

La cruz fue el principio, no el final. La cruz ya está vacía. Si Cristo todavía estuviera colgado allí, entonces el sacrificio sería constante e interminable. Pero el sacrificio fue hecho una vez y para siempre.  La cruz donde Cristo entregó Su vida fue el principio que necesitábamos para poder cruzar al otro lado. Por eso el velo se rasgó. Ya no necesitamos intermediarios, el puente quedó establecido, es Cristo, y los que creen en Su sacrificio pueden llegar a Dios. 

La cruz hizo posible el retorno hacia el plan original. El reloj eterno de Dios marcó la historia aquel viernes cuando el cielo se oscureció. Y sus manecillas siguen marcando los minutos y segundos hasta que por fin veamos el final grandioso: el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo reinando para siempre. La oscuridad del viernes de la crucifixión desaparecerá porque el Cordero será luz para siempre.   

No celebramos a un Cristo muerto, no hablamos de final, este viernes no estamos de luto. Podemos celebrar con corazón agradecido un sacrificio de amor con dimensiones inmensurables que nos trajo verdadera vida. Jesús murió un viernes para resucitar y darnos un domingo de esperanza; y también un lunes, un martes, un miércoles, ¡una vida de esperanza! Podemos recordar hoy, y en esos días difíciles que aunque el viernes sea oscuro, ¡el domingo viene!  


Wendy Bello es escritora y conferencista. Su deseo es enseñar a las mujeres la importancia de estudiar la Palabra de Dios. Escribe para múltiples plataformas y es autora de varios libros, entre ellos el estudio bíblico “Decisiones que transforman.” Ha estado casada por más de 20 años y tiene 2 hijos. Puedes seguirla en Facebook, Twitter y en su Blog.

La Cena del Señor para nosotras hoy

April 13, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Verónica Rodas

La Cena del Señor ocupa un lugar central en la vida de Iglesia, ya que señala a la encarnación, vida, enseñanza, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, y a todas «las riquezas de la gloria de su herencia en los santos» (Efesios 1:18), pasadas, presentes y futuras. 

¿Qué significa para nosotras hoy? 

Es un banquete espiritual en el cual Cristo mismo se nos comunica con todos Sus bienes y en Él nos da a gustar tanto de sí mismo, como de los méritos de Su muerte y pasión; alimentando, fortaleciendo y consolando nuestra pobre alma. 

Sería imposible en un artículo expresar todo lo que significa la Cena del Señor hoy, pero intentaré dar una pequeña perspectiva de semejante amor. Para eso veamos Efesios 1:1-2:10, dónde se nos dice que somos: 

  • Bendecidas: «Nos bendijo con toda bendición espiritual» (1:3). Estas son bendiciones que pertenecen a la esfera celestial pero transforman la vida diaria; esto nos une a Cristo. 
  • Santas: «Santos y sin mancha delante de él» (1:4). Dios nos amó y eligió para que vivamos esta clase de vida y nos presentemos delante de Él así. 
  • Hijas: «Adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo» (1:5). Por medio de Jesús pasamos a ser parte de la familia de Dios. 
  • Aceptadas: «Aceptos en el Amado» (1:6). ¡Cuánto tenemos que alabar a Dios por tan abundante gracia! 
  • Perdonadas: «Redención por su sangre, el perdón de pecados» (1:7). Él compró nuestra libertad. 
  • Sabias: «Hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia» (1:8). Vemos desbordada la bondad de Dios hacia nosotras. 
  • Alumbradas: «Dándonos a conocer el misterio de su voluntad» (1:9). 
  • Conocedoras: «De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos» (1:10). 
  • Predestinadas: «En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito» (1:11). Todo termina siendo de acuerdo a Su plan, tenemos una misión. 
  • Adoradoras: «A fin de que seamos para alabanza de su gloria» (1:6,12,14). 
  • Selladas: «Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa» (1:13). Fuimos identificadas como suyas al darnos Su Espíritu. 

Ahora, Pablo utiliza los siguientes versículos para orar por cosas que están a nuestro alcance hoy por medio de lo que hizo Jesucristo: 

  • Deben crecer en el conocimiento de Dios: «Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él» (1:17). 
  • Deben conocer la esperanza segura que tienen en Aquel que los llamó: «Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado» (1:18). 
  • Deben entender la increíble grandeza del poder de Dios: «Y cuál la supereminente grandeza de su poder» (1:19). 

Y los siguientes versículos nos muestran la vida nueva que tenemos por medio de Jesucristo: 

  • De muerte a vida nueva: «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados» (2:1). 
  • De esclavas a libres: «En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia» (2:2). 
  • De hijas de ira a hijas de Dios: «Éramos por naturaleza hijos de ira» (2:3). 
  • Recibimos un amor incomprensible: «Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó» (2:4). 
  • Nos levantó de los muertos y nos sentó con Cristo: «Con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús» (2:6). 
  • Unidas en Cristo: «Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (2:7). 
  • Nos dio un regalo único: «Porque por gracia sois salvos» (2:8). 
  • No podemos jactarnos, es de Él: «No por obras, para que nadie se gloríe» (2:9). 
  • Somos la obra maestra de Dios: «Porque somos hechura suya» (2:10). 

Esa obra maestra, que es de Él, debe vivir y hacer las cosas que Él preparó; debemos vivir para Aquél que nos amó con semejante amor, y hacer lo que Él pensó para nosotras por medio de Jesus: «Creados en Cristo Jesús para buenas obras» (2:10). Dios preparó una vida maravillosa para que vivamos en Cristo: «las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (2:10). 

La próxima vez que participes de la Cena del Señor, recuerda todos estos beneficios y pide a Dios que sean una realidad en tu vida. Verás la diferencia si luchas por vivirlo.


Verónica Rodas es esposa del pastor Luis Rodas. Madre de Cintia (17) y Zoé (6). Juntos sirven al Señor en Córdoba, Argentina. Su anhelo es mostrarle a la mujer lo deleitoso y hermoso que es ser discípula de Cristo.

Un Rey montado en un asno

April 10, 2022 By lifewaymujeres Leave a Comment

Por Liliana Llambés

«Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga. 
Mateo 21:5 

Recuerdo en mi adolescencia los comentarios y el énfasis que se le daba a la boda mas sonada del verano de 1985, la boda del príncipe Carlos y Diana. Una boda con todos los lujos, los invitados mas importantes del mundo asistiendo al palacio de Inglaterra. Se dejaba ver la majestad de aquella pareja montada en un «carruaje de cristal» protegidos de la lluvia que pudiera visitarles. La boda fue trasmitida en la gran mayoría de los países del mundo. Recuerdo que nos levantamos a las 3:30 de la madrugada ya que a las 4:00 a.m. comenzaba la ceremonia, expectante por ver la majestuosidad en que esta boda se llevaría a cabo y de quienes la componían. La mayoría de las personas querían verla y, aunque esta relación terminó en divorcio, aún al día de hoy se sigue hablando de esta boda que para el mundo fue extraordinaria.  

Te preguntarás por qué hago referencia a este suceso. Lo cuento para que podamos analizar como es que nosotros vemos el aquí y el ahora. La percepción que tenemos de lo que representa para el ser humano la grandeza y el valor que le damos a esas cosas. Sin embargo, cuando Jesucristo terminó Su ministerio y entró en Jerusalén, Él pidió que le buscaran una asna, ¿te has puesto a pensar el por qué? Cuando miramos los animales, una asna o burro en ocasiones puede ser visto despectivamente, sin embargo fue eso lo que buscó el Señor para Su estrada triunfal a Jerusalén. Lo que el hombre no ve como grandioso es aquello en lo que Él se gloría. 

Quisiera que leyeras Mateo 21:1-17. Podemos ver ahí como Jesús proclama Su propia realeza, nos dice que el es nuestro Rey. Y es importante que observemos como Él nos muestra como es Su realeza en el presente y como será Su realeza en el futuro. Jesús montado en este burro, entrando triunfal a Jerusalén, señalando el comienzo del final de Su ministerio terrenal. De la misma manera podemos ver que esta entrada a Jerusalén fue, el cumplimiento de lo ya anunciado en Isaías 62:11 y Zacarías 9:9, todo esto mientras las personas se enfilaban y lo aclamaban diciendo, «¡Hosanna al Hijo de David!». Esto nos enuncia el reconocimiento de Su realeza como lo vemos en los versículos 9 y 15 de Mateo 21, al entrar a Jerusalén toda la muchedumbre aclamaba a Jesús como profeta, pero no solamente era profeta sino Rey de reyes y Señor de señores. 

Jesús manifiesta Su reino al subir sobre una asna 

Observamos en Mateo 21:1-5 que Jesús envía a Sus discípulos a buscar al asna. Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. 

¿Por qué desearía Jesús entrar a Jerusalén en una asna? La misma Palabra nos da la respuesta en el versículo 4 al 5: Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Decid a la hija de Sion (Israel): He aquí, tu Rey viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, sobre un pollino, hijo de animal de carga.  

Jesús cumplió esta profecía y manifestó Su realeza al hacer Su entrada en una asna, diciendo «Yo soy el Rey», aquello que el profeta Isaías profetizó, «He aquí viene tu Salvador». Pero además, Jesús dice «Yo soy manso y humilde», haciendo así referencia al hecho que ha venido a salvarnos. 

Ahora veamos el contexto de Zacarías, que es de suma importancia, ya que Jesús no viene solo por el pueblo de Israel sino por todas las naciones. Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra (Zac. 9:10). 

Hoy podemos celebrar ese día triunfante, cuando el verdadero Rey entraba en una asna anunciando la salvación a gente de toda lengua, tribu y nación. Él vino por primera vez y vendrá de nuevo como el Rey de reyes de Israel y de todas las naciones. La época actual es una de gracia y misericordia para el perdón de pecados, todavía es el mismo Rey que esta montado en una asna, pero vendrá el día que entrará en un caballo blanco y con espada para juzgar (Apocalipsis 19:11-21). Hoy te llama al arrepentimiento para salvación, para conocerle y reconocerle como tu único Rey. Un Rey que no necesita de la majestuosidad que el mundo propone. Los reinos de los hombres pasarán, pero Su reinado permanecerá para siempre.  

El salmista lo afirma de la siguiente manera:  

«Tu reino es reino por todos los siglos, 
y tu dominio permanece por todas las generaciones». 
Salmos 145:13 (LBLA) 


Liliana Llambés, misionera por más de 15 años con la IMB. Su pasión es llevar el mensaje de salvación donde el Señor la envíe y hacer discípulos a mujeres de todas las edades, con el fundamento bíblico de la Palabra de Dios. Tiene una Maestría en Estudios Teológicos en el Southern Baptist Theological Seminary. Autora del libro 7 disciplinas espirituales para la mujer. Esposa del pastor-misionero, Carlos Llambés, madre de 4 hijos adultos y 9 nietos. Actualmente reside en Panamá en donde junto a su esposo están realizando trabajo misionero. Puedes seguirla en Facebook: @lilyllambes, Instagram: @lilyllambes, Twitter @lilyllambes.

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